PODCAST 17: Shinobi y Brain


Kamen Rider Zi-O ha terminado, pero la temporada pasada estuvo llena de extras interesantes. El inicio del podcast 17 estará dedicado a reseñar los especiales de Kamen Rider Shinobi y Kamen Rider Brain.


SUMARIO

00:00  Intro y sintonía
01:30  Rider Time: Kamen Rider Shinobi - Reseña sin spoilers
11:15  Kamen Rider Drive Saga: Kamen Rider Brain - Reseña sin spoilers
16:45  Kamen Rider Zero-One - Reseña de los capítulos 8 y 9 (TEXTO ABAJO)
26:00  Shinobi NINPOW remix
29:45  Kamen Rider Zero-One - Reseña de los capítulos 10 y 11
42:30  El Hombre y los Humagear: el Arsinoitherium.
44:00  Reseña del tráiler de Kamen Rider Reiwa The First Generation.
49:00  Final


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Texto original de la reseña de SrPintado de
Kamen Rider Zero-One (8-9)


Durante esta reseña de los capítulos 8 y 9 de Kamen Rider Zero-One, al Magear Asesino lo llamaré directamente Dodo. Considero que Ansatsu-chan no se puede traducir al español, porque el honorífico chan denota cariño, literalmente nos daría Asesinín o Asesinote. No suena bien. Luego está la opción de llamarlo Sr. Asesino, como hizo GenmCorp y por consiguiente Asian Source Fansub en español, pero tampoco me convence en lo personal. Yo lo llamaré Dodo.


#08: Comienza la destrucción

Finalmente, se rebate la teoría de que Aruto pudiera ser un Humagear. Las pruebas médicas dejan probado que es un ser humano. Los que sí nos confirman que son Humagears son Horobi y Jin. Hay una escena donde por fin les vemos la parte de las orejas y la verdad que da repelús. Jin tiene los acoples intactos, pero Horobi los tiene destrozados. Y como ellos dos no aparecen en los registros de Hiden Intelligence, sólo nos dan información sobre los Humagears así en general. En gran parte, fueron desarrollados para dar una mejor cobertura de asistencia médica, por eso en estos hospitales apenas hay pacientes en las salas de espera. Esta información puede ser relevante para el final de la serie, porque Kamen Rider Zero-One terminará en 2020, y según la Organización Mundial de la Salud, el 2020 será el Año Internacional de la Enfermera y la Matrona. O sea que si no vemos a Izu teniendo un hijo chistoso, no sé qué final van a hacer.

Mashiro, la androide doctora que atiende a Aruto y que tiene una sonrisa angelical y cuando la encuadran se ven plumas de ángel, está interpretada por Suzuka Ohgo. Ohgo ya tenía experiencia con las lentillas azules, porque de niña fue la protagonista de Memorias de una geisha en las escenas de su infancia.
Cuando Mashiro empieza a mostrar consciencia humana, Vulcan saca la pistola a pasear. No sé si lo hace por hacerse el macho, porque ni en un hospital ni en un laboratorio de tecnología punta puedes andar pegando tiros. Será para que los niños que todavía no entienden los diálogos no se aburran en las escenas de situación.

Hablando de geishas, si Izu está programada para expresarse como una geisha, en cambio, Dodo está programado para expresarse como un educador de kindergarten. Seguramente Horobi se puso a ver Barrio Sésamo para fijarse en cómo se comporta la gente poco sospechosa. Dodo es el tipo de persona que te saluda en la escalera pero luego resulta que era un asesino.
Como observación, se ve que Horobi es un perfeccionista a la hora de modelar sus Magear, porque en uno de los estantes de la guarida maligna hay un trozo de maniquí de los que usan en las tiendas para exponer los calzoncillos. O sea que le da igual que un Magear Asesino se exprese de un modo que no case, lo importante es que el trasero lo tenga bien.

ZAIA Enterprises, aparentemente una competidora de Hiden Intelligence, creó al Giga, un robot gigante que además de tener colmillos de mamut saliéndole del pecho tiene un dispositivo que neutraliza a los Magear Trilobites por intranet. También podrían haber hecho el dispositivo hackeador solo y llevarlo de un lado a otro con un camión remolque, pero ya se sabe, si es un robot gigante mola más.
Los Metsubross hackean un Giga y salen de él unos tentáculos que hackean a un montón de Humagears del hospital. Esto desemboca en la escena más dramática de este arco, porque sabemos que el mayor sueño de Aruto es hacer reír a la gente. Aruto dice su discurso apasionado de que los Humagear son el sueño de la humanidad hecho realidad y entonces... Mashiro suelta una carcajada diabólica y se convierte en trilobite. Es un toque de terror que remata muy bien la escena, porque si el rostro que tienen los Humagears dos capas por debajo de la cara es horroroso, imagina que además se rían de ti. El pobre Aruto se queda traumatizado pensando en la carcajada hasta el capítulo siguiente.

En una pelea entre Zero-One y Dodo, Izu diseña en el momento una secuencia de uso de las Progrise Keys, y se las va arrojando como si fuera Ankh de Kamen Rider OOO. A su vez, Aruto va nombrando cada Key según su animal: Biting Shark es Zame-chan, Freezing Bear es Kuma, y Flaming Tiger es Tora-chan. O sea, que las llama El Tibu, El Osito y El Tigretón.
Pero no sólo Aruto pone apodos y hace juegos de palabras: Dodo siempre está diciendo DO, DO, que suena como DÔ DA? Es decir, algo así como: "¿Y bien? ¿Qué te parece esto?"

El capítulo 8 cierra con la transformación de Horobi con Sting Scorpion, una forma que ya habíamos visto en el capítulo 4, pero que siempre transmite mucho poder porque tiene debajo a Seiji Takaiwa. Cuando Fuwa lo ve transformado, recuerda que ya lo había visto en la grabación de Daybreak Town. Y la razón de que en ese momento Fuwa esté en la forma de Punching Kong es que en el flashback también la tenía y así todo se entiende a la primera.
Fuwa se pone a pelear contra Horobi, y cuando dispara le hacen un plano medio cerrado para que no nos fijemos en lo ridículo que queda sujetando esa pistolita con esas manazas. Eso no quita que luego la patada de Sting Dystopia duela de solo verla.



#09: Responderé por tu vida

Fuwa se quedó medio muerto, por suerte en el hospital hay muchos Humagears para salvarle la vida. Si no fuera porque el vicepresidente de Hiden Intelligence ordena poner los Humagear en suspensión. Hay que defender la imagen pública de la empresa, que está por los suelos por culpa de los medios. Aquí sale un programa de tertulias capciosas en las que por un lado hay una periodista seria pero sin un criterio formado, y por el otro está un señor que no sé por qué está ahí, pero primero anda despotricando contra los Humagear porque se les ponen los ojos rojos y luego porque a Dodo no se le pusieron rojos.
La pregunta que está en el aire es: ¿El que un Humagear se vuelva peligroso depende de su propia voluntad?
Por suerte, Aruto se deja abierta la puerta del despacho y Yua se cuela en el laboratorio —no es la primera vez—, y así logra convencerle de que reactive a los Humagears del hospital.

En el minuto 13, mientras están imprimiendo la Breaking Mammoth en la impresora de Progrise Keys, Yua aprecia la calma de Izu, que en un momento de tanta urgencia no entra en pánico. Para plasmarlo mejor, el director Kyohei Yamaguchi deja caer el ritmo del episodio a propósito. La música emocionante termina, las chicas se quedan mirando la impresora; diría que incluso pusieron aquí una pausa para publicidad. Es una jugada llena de confianza en su buen saber hacer. ¡Muy bien, Yamaguchi!

Cosa que también tiene que ver con el mensaje final: en ciertas circunstancias, los Humagear pueden rechazar la manipulación de los Metsubojirai con pura fuerza de voluntad. Ya lo vimos en el capítulo 4, cuando Anna resistía la conversión completa en trilobite porque quería proyectar el vídeo que terminaba con uno de los misterios de Daybreak Town. Aquí, en el 9, tenemos al Dr. Omigoto tomando la responsabilidad de operar a Fuwa. Vemos que en cierto momento le da un mal aire, pero se repone porque lo primero es su paciente.
Este episodio toca otros asuntos interesantes como el espionaje industrial, la teleportación, batallas de robots gigantes o zapatos a prueba de derrapes. Pero el más importante es este: un Humagear puede llegar a resistir en mayor o menor medida la manipulación.

Creo que, siguiendo con mi reflexión del podcast 16 —los Humagears también representan a los inmigrantes que recibe Japón—, podemos ver este dilema como una analogía del dilema que viven los habitantes marginados de un país con riqueza. En Kamen Rider Zero-One vemos a un médico resistiendo hasta el final para no convertirse en un esbirro del mal cuando está operando a un paciente. Pero igual podrían hablar de, por ejemplo, un muchacho pobre al que se acercan unos pandilleros para engrosar sus filas y llenar las calles de violencia; y cómo el chico no se deja llevar por la presión social, no se porta como un robot, y en lugar de convertirse en un mero trilobite se desarrolla como el mejor ser humano posible.

Son mensajes que hay que tratar. Y la próxima vez que alguien me pregunte por qué veo tokusatsu, sabré responder que es porque en estos programas sí hay contenido.

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